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Juniperus cedrus Webb & Berthel. ssp. cedrus
Familia CUPRESSACEAE
Cedro de Canarias
  Descripción
Árbol o arbolito de mediano tamaño, aunque algunos ejemplares extraordinarios pueden alcanzar hasta más de 15 m de alto. Su abundante ramificación y follaje forman una amplia y densa copa de color verde oscuro, sostenida por un recio tronco recubierto por una gruesa corteza de coloración marrón grisáceo, profundamente fisurada al envejecer; las ramitas más jóvenes son algo péndulas, lo que confiere a los ejemplares cierto aspecto "llorón".
Sus diminutas hojas, de poco más de 1 cm de longitud y dispuestas en verticilos de tres, son finas, aciculares o lineares, planas, muy duras, punzantes y con dos bandas blanquecinas en la haz.
Es especie dioica, con flores masculinas y femeninas en ejemplares distintos, ambas de tamaño diminuto y dispuestas en amentos colgantes. Los frutos son conos globosos (arcéstidas) de alrededor de 1 cm de diámetro y color verde intenso, que se torna marrón rojizo al madurar; en su interior contienen una sola semilla cada uno.
Ecología: En la actualidad, los cedros únicamente se encuentran en los dominios del retamar-codesar, siendo, además, la única especie arbórea de este ecosistema de la alta montaña canaria. Los escasos ejemplares que perviven en estado silvestre se hallan refugiados en riscos y paredes escarpadas de las cumbres que bordean Las Cañadas del Teide, en Tenerife, y la Caldera de Taburiente, en La Palma.
Sin embargo, su hábitat original se extendía desde los bosques termófilos hasta el límite inferior de la alta montaña, coincidiendo en gran medida con el de los pinares. Su presencia fue muy abundante en la antigüedad, llegando a formar bosquetes de cierta entidad, como el que en la isla de La Gomera ha dado nombre al bosque de laurisilva mejor conservado del mundo: El Cedro. Pero su exquisita y codiciada madera originó la extinción de esta especie en muchos lugares, donde sus ejemplares fueron talados por centenares para ir a parar a las carpinterías y ebanisterías de las Islas.
Floración: Otoño e invierno, madurando los frutos unos veinte meses después de la floración.
Reproducción: Por semillas. Como sucede con nuestra sabina (Juniperus turbinata, ssp. canariensis), las semillas del cedro son diseminadas por cuervos, grajas y otras aves que ingieren sus frutos y escupen después las semillas, dejándolas preparadas para su germinación después de haber estado en contacto con sus jugos gástricos.
Usos: Bella, ligera, resistente y olorosa, la madera de los cedros se empleó profusamente en los siglos pasados para fabricar instrumentos musicales, muebles, arcones y otros enseres domésticos.
Sus frutos se colocaban en los lugares donde antiguamente se guardaban las ropas (armarios, cajas, arcones...), pues su fuerte olor repelía a las polillas y otros insectos devoradores de tejidos.
En la actualidad se emplea ocasionalmente como planta ornamental. También se ha utilizado para realizar algunas repoblaciones, pero la abundancia de conejos, que se comen los brotes tiernos, y la falta de lluvias copiosas en el momento adecuado han frustrado la mayor parte de estas acciones.
Propiedades medicinales: En tiempos pasados se obtenía de la destilación de su madera y sus frutos una especie de aceite, que se empleaba, internamente, para expulsar las lombrices intestinales y, externamente, para limpiar y cicatrizar heridas. En algunas localidades lo maceraban en vino durante cinco días, empleando el líquido resultante como remedio para aliviar y curar golpes internos.
Distribución: Canarias y Madeira.
* Las poblaciones de Gran Canaria se incluyen en la categoría A1 (en peligro de extinción) del Catálogo de Especies Amenazadas de Canarias.
Nombres vulgares: CEDRO DE CANARIAS

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La Palma, La Gomera, Tenerife, Gran Canaria
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