Woodwardia radicans
(L.) Sm.
Píjara, Pirgua, Penco labrado, Helecho de monte
Descripción:
Esta especie representa a uno de los helechos de
mayor tamaño de cuantos habitan en el archipiélago canario. Sus frondes,
arqueadas o colgantes y de hasta 2,5 m de largo, surgen de un grueso
rizoma densamente cubierto de escamas lanceoladas (páleas) de color
pardo ferruginoso. Al principio, estas frondes, aparecen como pequeñas espirales muy
escamosas que poco a poco se van desenrollando en torno a sí mismas,
aunque tan tiernas y flexibles que su extremidad cuelga como si
estuviese empapada en agua; más tarde se vuelven duras y lustrosas,
tomando un color verde oscuro, tanto más intenso cuanto mayor sea la
edad y el grado de exposición directa al sol de sus ejemplares.
La
lámina foliar aparece dos veces dividida (bipinnada), primero en pinnas
alternas más o menos lanceoladas, y después en pínnulas puntiagudas,
finamente aserradas en sus bordes y notablemente nervadas. Están
sostenidas por un recio y escamoso peciolo casi tan largo como la
lámina. En su parte apical se desarrolla algunas veces un pequeño
engrosamiento escamoso denominado bulbilo, que sirve como singular
órgano de multiplicación vegetativa.
Los soros, oblongos, de color
marrón, y protegidos por un indusio convexo y coriáceo, se disponen en
dos filas paralelas a ambos lados del nervio central de las pínnulas,
como si fuesen un perfecto y delicado pespunte, tan remarcado que su
dibujo se aprecia claramente en la haz. Al madurar se abren
longitudinalmente por uno de los lados, como si fuese un estuche,
dejando escapar una ingente cantidad de esporas ovoideas de color
amarillento.

Hábitat: Se trata de una especie relíctica de la Era
Terciaria, refugiada en zonas de clima oceánico, con elevada humedad
edáfica y atmosférica, como las que se dan en los bosques de laurisilva
de la Macaronesia.
En Canarias es una especie propia de riscos,
taludes y nacientes situados en las zonas más húmedas de la Laurisilva y
el Fayal-brezal, principalmente vaguadas, barrancos y bordes de pistas y
carreteras, siendo frecuente y hasta abundante en algunas zonas muy
concretas, como los bosques de la cordillera de Anaga, en Tenerife, el
Parque Rural de Doramas, en Gran Canaria, y el bosque de Los Tilos, en
La Palma.
Sus ejemplares pueden llegar a vivir hasta más de 20 años,
desarrollando un grueso tronco que paulatinamente se rinde hacia el
suelo por el peso de las frondes.
Esporulación:
La maduración de las esporas se produce a lo
largo de todo el año, a medida que cada fronde alcanza su plenitud
vegetativa.
Reproducción:
SPor esporas, pero también por los bulbilos
escamosos que se forman en la punta de las frondes viejas, y que son
capaces de enraizar cuando logran establecer contacto con el suelo.
Usos: Se cultiva en muchos países del mundo por su
gran tamaño y la belleza de sus brillantes hojas, habiéndose
asilvestrado en zonas de Asia y América del Norte, como Florida y
California. En Canarias no es frecuente su empleo en jardinería, pues es
difícil su pervivencia en hábitats diferentes al propio. En todo caso,
esta práctica debe realizarse siempre desde el debido respeto a los
ejemplares silvestres.
En la actualidad se están realizando estudios
para determinar el poder hiperacumulador de esta planta, es decir la
capacidad de acumular excepcionalmente, y sin que le resulten tóxicos,
altos niveles de contaminantes: zinc, cadmio, plomo, etc. Si se
confirman los primeros resultados obtenidos podría utilizarse este
helecho para la limpieza de suelos contaminados.