Flora de las Islas Canarias

Especies

Flora canaria > Pteridium aquilinum

Pteridium aquilinum  (L.) Kuhn in Kerst.
Jelechera, Helechera, Helecho hembra, Helecho común, Helecho águila

Descripción
Helecho perenne, muy robusto, dotado de un profundo rizoma subterráneo de hasta más de 1 m de longitud, grueso y recubierto de una vellosidad de color pardo, del que surgen frondes de hasta más de 2 m de alto, sostenidas por un recio estípite, más o menos cuadrangular, acanalado en su parte ventral e irregularmente cubierto de una pelusilla amarillenta, más densa en su base.
Su lámina, coriácea, de contorno entre anchamente oblongo hasta deltoide, y color verde intenso, se divide de dos a cuatro veces (bipinnada, tripinnada o tetrapinnada), disponiéndose las pinnas en formación opuesta a lo largo del peciolo. Las hojuelas de último orden (pínnulas) son sésiles, anchamente lineares, enteras en sus bordes, obtusas o poco agudas en su ápice, incurvadas en su margen, lisas en la haz y con una suave pelusa en el envés.
Los soros se sitúan en los márgenes de las pínnulas, y se hallan protegidos por un doble indusio, con su parte más externa formada por un falso indusio que no es más que el margen de la hojuela enrollada hacia dentro, y con una más interna constituida por un verdadero indusio membranáceo. Las esporas son de color marrón castaño.
Cuando las hojas se marchitan adquieren una bella coloración rojizo amarillenta, antes de volverse pardas y deshacerse rápidamente si el tiempo es caluroso.
Toda la planta desprende un olor característico, que se acentúa notablemente cuando se seca.



Hábitat
Este helecho constituye una de las malezas más comunes de todo el mundo, creciendo desde las regiones subárticas hasta las más meridionales de África y América. Su presencia es frecuente y hasta muy abundante en casi todas las Islas Canarias, casi siempre formando densas comunidades, a veces tan espesas que se hace difícil atravesarlas.
Aunque ocupa casi todo tipo de ecosistemas, muestra preferencia por lugares abiertos y soleados de la zona de medianías, pero no desprecia áreas más húmedas y sombrías del Monteverde y del Pinar. Coloniza rápidamente bordes de caminos y carreteras, lugares arrasados por los incendios, campos de cultivo abandonados, etc. En las zonas más expuestas, las frondes se van secando a lo largo del verano, para brotar de nuevo a mediados de otoño.
El éxito de su notable expansión se debe a varios factores: su desagradable sabor, que lo libra de animales predadores como vacas, cabras o conejos; su crecimiento gregario, a veces tan denso que es imposible pasar entre sus ejemplares; el grado de cobertura de sus frondes, que elimina casi totalmente a sus competidores directos; la gran resistencia de su rizoma al fuego y a condiciones climatológicas adversas; y su capacidad para reproducirse en zonas incendiadas.

Floración
Los soros maduran a lo largo de los meses de primavera y verano.

Reproducción
Por microscópicas esporas, que dejan bajo los ejemplares adultos un denso manto amarillento.

Usos
Ampliamente conocido es el uso que de esta planta se hizo en periodos de grandes hambrunas en las Islas Canarias, pues de ella se obtenían los famosos "bollos de jelecho", unas rudimentarias tortas que constituían el alimento básico de la población más empobrecida. Para su elaboración se utilizaban sus rizomas, que se excavaban con gran esfuerzo, dada su profundidad y resistencia; luego se transportaban en fejes y se ponían a secar al sol; posteriormente se tostaban, molían y cernían, obteniéndose de este modo una especie de harina muy tosca, que se amasada con agua, y después se pasaban por un tostador. Prácticas parecidas han sido empleadas por los normandos del siglo XVIII, los indios de la Columbia Británica y los maoríes de Nueva Zelanda.
Hasta hace unas décadas se empleaban las frondes de este helecho como base para la cama del ganado vacuno en sus establos, mezcladas con ramas de brezos y fayas, produciendo un estiércol de gran calidad muy utilizado en los cultivos isleños antes de la introducción de los abonos artificiales.
También era costumbre entre los campesinos el cubrir las cestas de frutas que se llevaban al mercado con unas frondes tiernas de este helecho, tanto para protegerlas del sol como para indicar su frescura y lozanía.
Otros muchos usos se hacían de este tan extendido helecho en nuestras islas, como servir de relleno para colchones y almohadas, y para albardas de caballerías. Y en las hornas de carbón se ponía una capa de helechera bien verde alrededor de la leña amontonada, para que al cubrirlas de tierra esta no cayera dentro del montón.
En algunas zonas de la Península Ibérica se usaban sus frondes y rizomas para dar de comer a vacas y cerdos, generalmente después de hervirlos y mezclarlos con hierbas y patatas cocidas.
En algunos países del norte de Europa esta especie está asociada a rituales de protección, de curación y de fecundidad, como la costumbre de espolvorearse con su polen para favorecer la buena suerte.



Propiedades medicinales
Esta planta contiene elementos tóxicos que ocasionan graves enfermedades al ganado si lo consume en grandes cantidades: avitaminosis, degeneración renal y hepática, parálisis, cáncer, ceguera, etc. Y estudios recientes parecen demostrar la relación directa que existe entre el desarrollo de cáncer gástrico en humanos y la ingestión de leche de animales que han comido frecuentemente este helecho. Todo ello induce a considerar como venenosa a esta planta, y a desaconsejar su empleo terapéutico.
A pesar de lo anterior, a la infusión de sus hojas y rizomas le atribuye la medicina popular algunas virtudes, como bajar la tensión arterial, regular las menstruaciones, expulsar las lombrices intestinales y detener la diarrea.

Distribución
Cosmopolita.

Etimología
Su nombre genérico (Pteridium) procede del griego pteron (ala) y el sufijo ion (pequeño), haciendo referencia a la forma de las pínnulas. El específico (Aquilinum) viene del latín aquila (águila), aludiendo también a la forma de las frondes, que recuerdan las alas abiertas de esas grandes rapaces.

Sinonimia
Pteris aquilina, Pteridium japonicum, Pteridium latiusculum, Pteris capensis, Pteris lanuginosa.


Distribución: Nativa. El Hierro, La Palma, La Gomera, Tenerife, Gran Canaria, Lanzarote.
Ecosistemas: Bosques termófilos, Laurisilva, Fayal-brezal, Pinar.
Altitud: Normalmente entre los 400-1.800 m s. n. m.

Texto y fotos: J. Alfredo Pérez Martín

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