Cistus monspeliensis L ssp. canariensis
Rivas-Mart., Martín Osor. et Wildpret
Juagarzo, Jaraso, Jara negra, Jara silvestre
Descripción:
Arbusto perenne de hasta más de 1 m de alto,
abundantemente ramificado y de porte más o menos globoso, compacto, muy
viscoso y oloroso, con ramas finas, leñosas, quebradizas y recubiertas
de una corteza pardo rojiza ligeramente pubescente.
Las hojas, de
entre 4-8 cm de largo y color verde oscuro, son simples, sésiles,
opuestas en cruz (decusadas), de lineares a estrechamente lanceoladas,
enteras, fuertemente nervadas, algo revolutas en el margen, lustrosas en
la haz, y densamente pubescentes y pegajosas en el envés.
Sus
pequeñas flores, de unos 2-3 cm de diámetro, color blanco,
ocasionalmente con máculas amarillas, y textura rugoso-apapelada, se
agrupan en inflorescencias terminales de entre 2-9 flores cada una. Cada
flor presenta cinco sépalos obovados de color verde con una nervadura
roja, cinco pétalos libres, frágiles, ligeramente escotados, y numerosos
estambres amarillos más largos que el pistilo.
Los frutos son
cápsulas globosas frágiles y brillantes de unos 5 mm de diámetro que,
cuando están maduras, se abren por sí mismas (dehiscentes) en cinco
valvas, liberando unas cuantas semillas reticulares, muy duras y de
color negro.

Hábitat: Endemismo macaronésico, que en nuestras islas
es frecuente, y hasta abundante, en áreas degradadas y soleadas de las
zonas baja y media de las islas, situadas dentro del hábitat potencial
de los Bosques termófilos, así como en zonas clareadas del Pinar y de
los bordes del Monteverde.
Se comporta de un modo agresivo, llegando a
formar en algunos lugares densos y extensos matorrales casi
monoespecíficos (jarales).
Floración: La floración se produce durante la primavera,
pero en condiciones favorables se pueden observar ejemplares en flor
durante casi todo el año.
Reproducción:
Por semillas.
Usos: Su madera es muy combustible, y en el pasado
se quemó abundantemente en los hornos de las panaderías canarias, lo que supuso
una peligrosa merma de sus poblaciones. También era la leña que
alimentaba los hornos de cocción de tejas que existieron hasta mediados
del siglo XX en la comarca de Teno Alto, en Tenerife. Otro uso que se
hacía de esta leña era para ahumar el queso.
Se puede utilizar como
planta ornamental, por su fácil cultivo, bonito porte y amplio periodo
de floración, tanto en jardines como en macetas grandes situadas en terrazas o
balcones.
Algunos campesinos emplean sus ramas tiernas como forraje
para el ganado.